La historia de amor de Margarita y Juan Diego se escribe a caballo entre dos continentes, Europa y América. Como muchos jóvenes de hoy día buscaron un futuro mejor lejos de casa, con lo que pesa dejar atrás tu tierra, tus seres queridos, tu vida entera. Pero sucede a menudo que es en esas experiencias, cargadas de momentos difíciles, en las que se forja el amor más fuerte y auténtico. La tarde antes de la boda me reúno con ellos en un hotel, acaban de llegar de Miami y en el transcurso de la conversación puedo ver la emoción de ambos aflorando por sus ojos. Están en casa, y en unas horas estarán rodeados de toda la gente que les quiere celebrando el día más importante de sus vidas.

Un par de semanas antes de que llegaran los novios a España me reúno con el padre de la novia, quiero ver qué sensaciones se están viviendo en los días previos al gran acontecimiento. Se muestra sereno y escoge con mucho esmero una a una las palabras a la hora de hablar de Margarita. «Te va a parecer una cursilería» me dice, «pero creo que lo definió muy bien cierto director en cierta película cuando dijo que amar significa no tener que decir nunca lo siento». La frase sonó tan contundente que me dejó un rato pensando en ello. La película a la que hacía referencia era «Love Story».

Llega el día de la boda y junio castiga sin piedad a la ciudad de Córdoba con ese calor seco tan característico en esta época del año. La tranquilidad que se respira en la habitación del hotel de Juan Diego contrasta con los nervios de la habitación donde terminan de dar los últimos retoques a Margarita.

Pero todo el estrés acumulado durante todos esos meses contando las hojas del calendario, todos los nervios por querer cuidar hasta el más mínimo detalle, se disipan cuando la novia entra en la Iglesia de la Trinidad. Juan Diego intenta inútilmente contener las lágrimas mientras Margarita, también visiblemente emocionada, avanza a ritmo acompasado de la mano de su padre. En poco días, Marga y Juandi deberán tomar de nuevo ese avión hacia Miami, pero en sus mentes sólo hay una premisa, disfrutar al máximo del momento, sabedores de la a menudo fugacidad de los momentos felices.

Vídeo documental de la boda de Margarita y Juan Diego, celebrada en Córdoba (España).

Parroquia La Trinidad (Córdoba)

Celebración en Torre de la barca (Córdoba)

Fotografía Antonio Aguilera